viernes, 9 de octubre de 2009

La inteligencia, diferencial humano.



Inteligencia: capacidad de entender o comprender.


"Te diferenciás con inteligencia" es el concepto de la campaña de titulares ideado por la agencia La Age del grupo Rapp Collins y que viene utilizando la Universidad Austral desde hace un año. Sinceramente me pareció un planteo inteligente del asunto, estratégicamente acertado porque se dirige al futuro estudiante con autoridad pero amigablemente, desde su misma idiosincracia no desde la cátedra.

Pavos ordinarios y reales

Digamos, justamente el diferencial del hombre es la inteligencia. ¿O acaso somos pavos reales que necesitamos desplegar el plumaje para llamar la atención? Algunos si y ni siquiera son reales. Las ansias de diferenciación son naturales y necesarias para la construcción de la propia personalidad, el problema aparece cuando se adoptan modas vacías que llevan quizás a buscar cierta extravagancia estética para despegarnos del otro pero solo superficialmente. La excentricidad efectivamente tiene su conexión con lo estético, pero la tiene en función de la genialidad del excéntrico, por ejemplo un Dalí... el problema es cuando la excentricidad viene sin genialidad, de la mano de un pavo sin siquiera atisbos de inteligencia. Más desdichado aún si no es pavo real y carece de plumaje multicolor.

Tribus y modas urbanas
Pensaba, el movimiento punk por ejemplo para bien o para mal respondía a algo: saciar esa efervescencia revolucionaria propia de la juventud por un lado y por el otro reaccionaba en contra de una sociedad estereotipada considerada hipócrita. Tenía mal que nos pese una justificación, si se quiere un respaldo filosófico que daba sentido a la existencia (decadente). Hoy muchas de las modas o tribus urbanas se quedan en la instancia estética producto a mi entender de un vacío existencial subyacente.

Conclusión
En el fondo todas estas expresiones humanas dejan en evidencia a un hombre desesperado por infundirle sentido a la vida.
En el gran panteón de tribus y modas urbanas se adora al mismo señor, que es aquel que se ha encargado de destruir en los hombres la virtud de la esperanza vaciado así los corazones y las conciencias.

Por eso, ya que todos somos únicos e irrepetibles, ¡viva la diferencia! Pero con inteligencia.

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