¿Por qué la preferimos ante cualquier otra bebida gaseosa? ¿Nos fanatizamos tanto por la marca que llegamos a creer que una “fórmula secreta” puede hacernos “sentir de verdad”? ¿Por qué hacemos caso omiso a las críticas que recibe el producto? ¿Tenemos el poder de decir NO al consumo de Coca-Cola? ¿Nos preguntamos por qué la elegimos, o nos es tan inherente que no la cuestionamos?Quien elige Coca Cola como su bebida cree que es consciente de que la consume por decisión propia; sin embargo, los factores emotivos y los mensajes subliminales están influyendo acabadamente en su decisión. El psicólogo social Joan Ferrés considera que existen 4 falsos mitos que hacen creer a las personas que eligen libre y racionalmente un producto vendido a través de una publicidad.
1) EL FALSO MITO DE LA LIBERTAD HUMANA
Una persona se considera libre si hace lo que quiere y lo que desea, pero una persona no es libre si esta condicionada por sus deseos. Su libertad tiene que ver con la capacidad interna de elegir. Las limitaciones están presentes en los individuos por la inducción más o menos inadvertida de deseos y temores. Y es lo que hace la televisión. Incide en la voluntad, mediante la canalización interesada de las emociones, los sentimientos, deseos y temores.
2) EL FALSO MITO DE LA RACIONALIDAD
Vivimos convencidos de que nuestra conducta y sus consecuencias son producto de la razón y de la lógica. Pero el hombre, por la conveniente capacidad de sus emociones, burla a la razón. La racionalización es un proceso que actúa como un mecanismo de defensa y permite que la persona busque argumentos lógicos que sirvan para la justificación de las decisiones (las cuales ya están tomadas). Se dan falsas razones que encubren los auténticos motivos, dando apariencia de racionalidad.
3) EL FALSO MITO DE LA CONCIENCIA
Las personas creen que controlan conscientemente sus decisiones y creencias. Siguiendo estudios de Freud, Ferrés no duda de la existencia del inconsciente. Este se encuentra constituido por deseos e impulsos que no están al alcance del pensamiento consciente. Los mensajes televisivos inciden en la zona menos consciente de la personalidad humana. Solo si la persona es consciente de los motivos que le impulsan a actuar, podrá ser libre en sus creencias, decisiones y actuaciones.
4) EL FALSO MITO DE LA PERCEPCIÓN OBJETIVA
La percepción se forma de un tiempo de selección y otro de organización. El hombre no puede conscientemente procesar los millones de estímulos que percibe. Cada vez que una persona adquiere nuevos conocimientos, estos se apoyan sobre esquemas o estructuras mentales. Estos actúan como filtros de los múltiples estímulos y orientan la interpretación de lo que se percibe.
Ferrés abre las puertas a un cuestionamiento sobre nuestras decisiones. En las comunicaciones humanas y más en concreto en las percepciones, el sujeto está condicionado por factores de carácter cultural y emotivo de los cuáles no es consciente. Desde el punto de vista de las comunicaciones persuasivas, es posible modificar los deseos, hacer creer que se hace lo que desea, cuando la verdad es lo contrario. Es desde la emotividad como la televisión y las publicidades pueden condicionar la libertad humana.
Nuestro fanatismo por Coca-Cola proviene de las estrategias de seducción publicitaria, dado que las imágenes y las letras que las acompañan, apelan directamente a las emociones del receptor, sin dejarle un margen de cuestionamiento racional que le permita eludir que el sentir de verdad no es directamente proporcional al consumo de la bebida.
En definitiva, a Coca Cola la elegimos desde el corazón, desde nuestras pulsiones internas, desde nuestra carencias y deseos insatisfechos, que vemos cumplidos en las personas que protagonizan las publicidades. Somos seres racionales. Pero también somos seres emocionales, y las emociones condicionan nuestra elección, aunque nuestro pensamiento discuta con ellas.






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